Cartel Conmemorativo del Centenario del Santísimo Cristo de la Misericordia

el silencio 2024
Año
2024
Cartel Oficial del Centenario del Santísimo Cristo de la Misericordia, realizado a partir de una pintura original en óleo sobre madera.

SONETO


No me mueve, mi Dios, para quererte,

el cielo que me tienes prometido,

ni me mueve el infierno tan temido,

para dejar por eso de ofenderte.


Tu me mueves, Señor. Muéveme el verte

clavado en esa Cruz y escarnecido,

muéveme el ver tu cuerpo tan herido,

muéveme, tus afrentas y tu muerte.


Muéveme, en fin tu amor ,y en tal manera

que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y, aunque no hubiera infierno, te temiera.


No me tienes que dar porque te quiera,

pues, aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.


Oh alto y glorioso Dios,

ilumina las tinieblas de mi corazón,

dame fe recta, esperanza cierta,

caridad perfecta,

sentido y conocimiento Señor,

para cumplir siempre tu santo y veraz  mandamiento.



Y es que desde pequeño, que es cuando uno

empieza a vincularse a las hermandades,

aunque no haya pertenecido a esta,

El para mi siempre fue Dios.


Nunca anduve aquí en su entorno, ni me crié en su barrio, ni cerca de El.

El me fue llamando poco a poco.

Al igual que Ella viviendo en su mismo barrio.

Que fue la Aurora en mi despertar vocacional.

De ahí que cuando me llamaron, para ofrecerme el privilegio de estar esta tarde aquí, no pudiera reaccionar de otra manera, que emocionarme tanto que como un niño pequeño no dejara de llorar.


Y es que para mí, en la llamada del Hermano Mayor, de nuevo estaba la mano de Dios.


El una vez más quería que estuviera hoy aquí junto a Él.


Además de lo que os he contado, no me digáis que no es hermoso, vivir estas sensaciones, pues entre las actividades que la hermandad

realizará, este año, se va llevar a cabo la Obra Social del Centenario, y esta va a tener lugar en el Hogar del Pilar, donde las Hermanas

Mercedarias atienden a menores, aquí cerca también de El, en la calle Santa Isabel la Real, hogar en el cual yo también trabajé con los

chavales y las hermanas Mercedarias, en mis tres años de estudiantado franciscano. Toda una historia de amor, que se ha ido desarrollando a través de estos años.

Y siempre desde el silencio.


Por eso hoy, además de presentaros el cartel, quiero hacer hincapié, porque siento profundamente que es mi obligación hacerlo, en invitaros a que aprovechemos este tiempo de celebración, para hacer balance de estos años, para buscar en nuestro interior en que estado de salud está nuestra Fe.


Acercarnos más a Dios, que el día de hoy no se quede en tan solo un acto cofrade, que nos convenzamos que si presumimos de cofrades, estamos llamados a ser mensajeros y testimonio vivo, que seamos verdaderos instrumentos de su paz en sus manos.


Que hoy sea el comienzo de una nueva carrera, que sea el punto de partida, de la renovación de nuestra fe.


Y habrá quien pueda pensar: mi fe es firme desde siempre, no necesito renovarla.


Pues si hermanos yo desde aquí, os invito a renovarla , la fe al igual que los ordenadores y los teléfonos que tanto nos preocupan hoy en

dia, y que a buen seguro lo hacemos a menudo, hay que resetearla, porque del mal uso de ella, también se estropea o no funciona bien.

Muchas veces, creemos que estamos haciendo las cosas bien como cristianos, como cofrades, como padres, como hijos, etc etc.

Y nada más lejos de la realidad.


Pero para eso es fundamental que le miremos fijamente y le escuchemos a través de su silencio y el nuestro.


Dejad que en el silencio se abra todo nuestro ser, nuestro cuerpo y nuestro corazón.


En el silencio hay que dejar que todos los nudos se vayan soltando, y que todo se vaya abriendo.


Que nuestro corazón que es el que tiende a cerrarse, se vaya abriendo, que se suelte nuestro egoísmo, nuestro afán de querer controlar todo, que se le aleje de nosotros el afán de ser los primeros, y dejarle actuar a Él si realmente creemos en El, El ha de estar siempre el primero.


Con vuestro permiso permitidme repita ante El la oración que hace años escribiera para no olvidarme de esto que os digo.

No es más que aquella oración que Jesús nos enseñó, adaptada a nuestros tiempos, en el que el Ego nos puede y nos aleja de Dios.



Santísimo Cristo de la Misericordia

Padre Nuestro en esta Vida

tu lo primero has de ser

que hasta la tierra bajaste

para hacernos comprender

que en la vida tu primero

y mi Yo siempre después.

Al santificar Tu nombre

aceptamos comprender

el porqué Tu eres primero

y el porqué mi Yo después.

Mas cuando tu reino venga

porque espero y creo el

Tu voluntad será antes

y mi yo será después.

Y el pan que te pido hoy

para mí no me lo des

que sea para mi hermano

porque a Ti, te veo en El,

y así tu estarás primero

y mi yo estará después.

Perdona Señor mis faltas

y las que no perdoné

y no me dejes que caiga

otra vez al no entender

que la vida del cristiano

no tiene razón de ser

si Tu no eres el primero

y mi Yo siempre después.


AMEN


Por eso Señor y antes de nada, quiero pedirte perdón, por romper hoy tu silencio.

Ese que habla de Amor desde hace ya cien años y a Granada enamoró.


Se que siempre estas conmigo y por eso estoy aquí,

pues sé que esto es cosa tuya como muestra de tu amor, dame Señor las palabras te ruego en esta oración, para ser hoy mensajero de tu silencio Señor.


Mil gracias Señor por tanto me has regalado en la vida, porque al estar hoy aquí no puedo ser mas feliz por la gracia recibida.

Y antes de hablar de la obra Quiero hablarte a ti Señor, y ante todos mis hermanos también pedirte perdón, haciendo públicamente mi acto de contrición. Os invito en este instante a que juntos le miremos y unamos nuestra oración, rogándole como hijos Misericordia y perdón. Perdón por ser tan ingrato con lo mucho que me das, y no entender muchas veces que al no darme lo que pido, no me estas negando nada es una muestra de amor, al revés, Tú me das mas, librándome del tormento que mi petición dará. Perdón por mi intransigencia, mi falta de comprensión y no entender al hermano, si no piensa igual yo.


Perdóname Señor mío por no ser un buen cristiano por fallarte tantas veces, aunque hoy hable de Ti ante todos mis hermanos. Pero una  vez más mi Señor has vuelto a quererlo Tu y que yo ponga la voz, a tanta expresión de amor que hoy tu hijo Juan nos muestra. El siempre ha estado a tu lado, entre lienzos y pinceles, contándonos con su obra, lo que de nosotros quieres. Mostrándonos tu pasión, tu dolor y sufrimiento, heredero de tu don, para hablarnos en silencio. Que tu silencio Señor se hace presente en su obra, al igual que la pasión que nos deja ver de sobra, contemplando tanto amor. Tendría que nacer diez veces y aun así no tendría vida para devolver con creces, lo que me das cada día.


Porque estar hoy junto a él de nuevo hablando de Ti, se que no es casualidad.

Se que así Tu lo has querido, que hoy el vuelva a hablar de ti a través de la pintura, y yo otra vez lo acompañe a través de mi escritura.


Que juntos una vez más expliquemos tu mensaje, y que unidos nuevamente emprendamos el viaje del amor y el sentimiento que Granada cada año contigo vive en silencio.


Veinticinco años ya de aquella primera vez, que él pintó para Granada tu dolor en un cartel, y hoy aquí lo ha vuelve a hacer, narrar tu muerte silente con la voz de su pincel.


Ya hemos escuchado la trayectoria de Juan Díaz Losada, de mi Juan, como yo suelo decir cuando hablo de él, de mano de nuestro amigo Ernesto, pero yo tan solo quisiera agregar una cosa y que creo que hoy en dia, es lo más importante de su currículum, y más en los tiempos que corren.


Es su gran corazón, su valía como persona, su bondad infinita, su sinceridad, su empatía, su paciencia, su gratitud y su humildad, su

capacidad de perdón, y su siempre fiel y firme  responsabilidad y compromiso , ante todo lo que se propone.


En los treinta años que nos conocemos, me lo ha demostrado siempre.


Descubramos pues la obra que anunciara al mundo entero, que la Hermandad del Silencio celebra su centenario.


Descubramos ya la obra y abramos los corazones, que su lenguaje nos llegue a través de los colores. Pero no olvidarlo nunca que su lenguaje es de amor y que el habla en el silencio traduciendo sobre el lienzo lo que dicta el corazón.


Aunque poco he de añadir a la obra que hoy presento, intentaré traducir lo que dice ese silencio.

Perdonadme pues hermanos si al hablar de la pintura, me pierdo en algún momento, pues es tanto amor el que siento cuando veo a mi Señor, que me parte el corazón, y me desgarra por dentro.


Cuando lo veo clavado, asido a su cruz de amor, avanzando lentamente el corazón me atraviesa, me mata tanto dolor, en un cuerpo tan inerte.


Ese dolor que yo veo la noche el Jueves Santo asomado a mi balcón, es el mismo que hoy contemplo en esta obra pintado por Juan el pintor de Dios.


Pinceles de amor han sido los que en las manos de Juan, han dibujado el silencio, hablando con claridad. Cada trazo una palabra, cada color un mensaje, cada sombra una oración, resumen que en el silencio es donde se escucha a Dios.


Porque Juan Díaz Losada perdonad, si es mi opinión,  no es un artista cualquiera el es el pintor de Dios, el cual traduce en el lienzo el lenguaje de su amor Haciendo hablar a su muerte, que es la única verdad, y a su pies toda Granada rindiéndole lealtad.


Surge pues de tanto amor esa tinta moribunda, de un azul que entristeció, tornándose en voz rotunda que expresa el color marrón. La oscuridad de la muerte del final de la pasión, cuando el hijo de Dios de muere como prueba de su amor..


Su textura hoy nos envuelve al igual que envuelve a Dios. No es al azar este fondo tiene sentido el color, significa resiliencia, en la paleta el marrón.


Resiliencia que proviene del inmenso amor de Dios, que es la propia fortaleza que el mismo Dios nos entrega, por duros que sean los tiempos él siempre está, no nos deja.


El siempre esta con nosotros, el nunca nos abandona el es nuestro salvador, el que siempre nos perdona, como prueba de ese amor, el nos alienta a ser fuertes  a no perder la esperanza trayendo a nuestras tormentas aires nuevos de bonanza. Suavemente se desliza,

se degrada ese marrón a donde a tu sombra abraza, a través de su fulgor, dejando claro el mensaje, y es que Dios todo lo alcanza que para Él no hay color,  ni razas ni mestizaje. Para Dios solo hay amor.


Está tan viva su sombra que parece que son dos, en la misma cruz clavados, El Dios de la noche oscura, del silencio y del dolor, el cual mira al horizonte, unido al Dios del encuentro de la luz y del amor, clavado en el Sacromonte. Así queda pues pintado, con este juego de luz, el mensaje más preciado, que aquí nos deja Jesús.


La noche oscura del alma que narro Juan de la Cruz. Donde nos invita pues a contemplar nuestra noche al alejarnos de Él.


Invitándonos también a través de la pintura, con humildad recorrerla, sin miedo a desfallecer. Porque la noche se acaba cuando empieza a amanecer.


El siempre sera la meta el oasis, el vergel, en el desierto del miedo cuando solemos caer.

Y en este vergel de luz, que Juan Díaz ha pintado, se degrada el tono azul que con el blanco mezclado, nos recuerda la esperanza de Cristo resucitado. Esa blancura impoluta de nuestra Sierra Nevada, la que transmite en el lienzo, la esperanza de Granada. La Esperanza que es tu nombre, y en tu Misericordia clara,  resaltando tu presencia que en el madero se clava. En el Juan nos ha pintado la mayor muestra de amor, que con la gubia y el bronce,  José de Mora dejó.

Hoy a través de sus manos con el pincel y el color, revivimos el momento de aquella crucifixión. A tus pies quedó la muerte vencida por tanto amor junto a las gotas de sangre, que granada recogió, en sus granos como fruto, símbolos de la pasión.


De ahí que Granada sea por Dios la tierra escogida, para hablarnos en silencio, cada año en su salida.

Y a tus pies, y a tus pies toda una historia la ciudad donde nacimos esa que nos roba el alma, la misma a donde aprendimos, que tu Señor lo eres todo,

que sin ti no somos nada, por eso estas en el centro, y Juan convencido de esto a tus pies puso a Granada.


Así queda reflejado el momento de Tu muerte, a través de los colores. Y así podrá ver la gente que se ha pintado Granada

este hermoso relicario, con el cual la hermandad anuncia este primer centenario.


Pero no podemos olvidarnos, lo que nos trajo hasta aquí, qué es lo que verdaderamente importa, y es el valor de su silencio.


Y por supuesto el reclamo de su nombre en la

Hermandad que está totalmente relacionado con El.


Santísimo Cristo de la Misericordia.

Porque las obras de Misericordia carecen de

sentido si no se hacen desde el silencio.


Como veréis el título de la Hermandad,

tiene todo el sentido del mundo.


Y ya para terminar e insistiendo de nuevo,

os diré, que cuando alguna vez me han


preguntado,


el porque me gusta tanto


EL SILENCIO


como es conocido por todos. Siempre contesto lo mismo:

Por debilidad, por necesidad, el es mi punto flaco.


Hay edades en que uno vive más bien pasión por la palabra; otras, en cambio, se experimenta pasión por el silencio.


Uno se puede sentir como arrojado al silencio gracias a las insatisfacciones que es innecesario nombrar. Pero no puede por menos que confesar que la insatisfacción que preside las bienaventuranzas de Jesús, las que dice el evangelio y las que sugiere, son provocadoras del silencio.


Antes de poner punto final, me gustaría

reconocer que lo que diga el silencio nada ni nadie lo puede decir.

El silencio siempre muestra, lo que a veces las palabras ocultan.

Pues la palabra siempre es una limitación, mientras que el silencio es todo revelación.


¡GRANADA!


ABRID EL CORAZÓN A CRISTO SANTÍSIMO CRISTO DE LA MISERICORDIA

GRANADA TE ESPERA


He dicho